viernes, 20 de marzo de 2015

Conciencia fonológica y paradojas temporales (4)

En las entradas anteriores hemos definido la conciencia fonológica (CF) como la capacidad de análisis de elementos subléxicos en el discurso, debemos preguntarnos si su entrenamiento sirve para mejorar en la lectura; no olvidemos que la hemos citado como un predictor efectivo del aprendizaje lector. De forma que deberíamos hallar estudios que muestren una relación de causalidad entre CF y la adquisición de la lectura.

Es realmente importante saber si la CF es causa y en qué medida del aprendizaje de la lectura, ya que si fuera así deberían de incentivarse las tareas que desarrollen la CF. Tras una extensa revisión Castles y Coltheart (2004) llegan a la conclusión de que ningún estudio ha proporcionado pruebas inequívocas de que exista una relación de causalidad entre la competencia en CF y el éxito en la adquisición de la lectura, de todos modos, creen que pueden realizarse estudios que la confirmen; y como ya hemos comentado con anterioridad, sabemos que si no podemos demostrar la causalidad, ambas variables (lectura y CF) podrían ser dependientes de una tercera.

Existen, por otra parte, una serie de aspectos con relación a la CF que llaman la atención:

1.            Solo existe en lectores
La conciencia fonológica sólo existe en la población alfabetizada. Es decir, solo los que saben leer poseen CF, no importa la edad que tengan, incluso adultos analfabetos carecen de ella. Los adultos analfabetos no pueden eliminar ni añadir un fonema al comienzo de una pseudopalabra[i]; sin embargo  este tipo de  tarea pueden realizarlo con bastante facilidad personas  que aprendieron a leer rudimentariamente siendo adultos. (Morais,  Cary,  Alegria y Bertelson, 1979).

2.            No aparece sin enseñanza
Del punto anterior se deduce que la conciencia fonológica no se adquiere espontáneamente en el curso del desarrollo cognitivo general, por lo que debe existir algún  tipo de formación específica. (Morais et al., 1979)

3.            Efecto Mateo
El déficit de CF llevará a un déficit en la lectura que a su vez implicará problemas de CF, algo conocido como el efecto Mateo descrito por Stanovich (1986) y que deriva su nombre de un pasaje existente en el Nuevo Testamento: "Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará", Mateo 25:29.


Por tanto, en contra de lo que piensan la mayoría de los autores, da la impresión de que la CF es una cualidad que se adquiere gracias a la lectura y no una facultad previa para desarrollarla. ¿Cómo vamos a trabajar antes del desarrollo de la lectura una característica que sólo aparece con la lectura y, además, con el objetivo de que ayude a aparecer la lectura? Esto recuerda a un relato  de ciencia ficción sobre las paradojas temporales, como por ejemplo el que viaja al pasado y mata accidentalmente a su abuelo antes de que éste conciba a su propio padre, con lo cual es imposible que nazca para poder matar a su abuelo.

De acuerdo con los datos, y a mi entender, la única posibilidad de que exista la CF es que sea una habilidad estrictamente relacionada con las capacidades de discriminación normales de un individuo sin alfabetizar, y hay algo que cae por su propio peso, no hay individuos capaces de operar con fonemas con las duraciones de los oclusivos (iguales o inferiores a los 40 msec. )  a no ser que sepan leer, ya que de esta forma operan con los grafemas y no con los fonos.

Así que en, una primera fase básica, esto reduciría la CF a la capacidad para operar sólo con algunos tipos de unidades subléxicas:

Fonemas con rasgos continuos, que puedan ser sostenidos en el tiempo, del estilo de las vocales, y otros como la /s/, etc. en determinadas posiciones facilitadoras. Es curioso que los niños hispanos aprendan primero las vocales y tengan pocas dificultades en su lectura si los comparamos con otros grafemas.

Silabas, ya que su discriminación es mucho más natural en nuestra lengua que la de muchos fonemas que no pueden ser mantenidos en el tiempo. Para ello observemos el espectrograma de la entrada anterior y vemos que la división en sílabas es evidente, mientras que el análisis de fonemas resulta mucho más complicado.

Posteriormente, según se hayan adquirido estos aprendizajes de CF básica, será posible utilizarlos para entender el análisis que hay que realizar con fonemas discontinuos y de escasa duración (oclusivos, africados, etc.). Así la CF dependerá de las propias habilidades de lectura que hayan sido adquiridas y podrá deshacerse la aparente paradoja temporal.

  



REFERENCIAS:










[i] Una pseudopalabra es una palabra inventada que sigue las reglas fonotácticas del idioma, por ejemplo: “meliciba”, “traspitonar”, “cacenón”, etc. Por otra parte, una no-palabra es una palabra, también inventada, pero que no sigue la fonotáctica del idioma, por ejemplo: “trismens”, “forzint”, etc. Las primeras parecen palabras españolas desconocidas y las segundas no lo parecen.

¿Cómo citar esta entrada?
Marín-Palomar, A.M., (2015).Conciencia fonológica y paradojas temporales. En Blog La lectura y su aprendizaje. Blogger. Palma de Mallorca  (Acceso: dia/mes/año, puede consultarse en http://lalecturaysuaprendizaje.blogspot.com.es/)

viernes, 13 de marzo de 2015

Conciencia fonológica y percepción del habla (3)


Con esta entrada intentaré responder a la pregunta con la que terminé el post anterior.  Para ello, como viene siendo habitual, les haré nuevas preguntas, porque, en definitiva, el conocimiento depende de las preguntas[1] que nos  planteamos tanto como de las respuestas que somos capaces de encontrar.

¿Cómo reconocemos los fonemas?
¿Se han cuestionado alguna vez la tasa de fonemas que son capaces de reconocer por segundo?
¿Se procesa igual todas las entradas de información auditiva, fonemas y sonidos?
¿Qué procesa el cerebro para entender el habla?

Lo primero que usted se planteará antes estas preguntas es que el título del blog es inadecuado, esto no parece que trate de lectura, trata de psicoacústica, fonética perceptiva, neurolingüística, o cualquier otra cosa, pero no sobre la lectura.

Puede ser que tenga razón y estas preguntas correspondan a otras ciencias que no son estudiadas por los futuros enseñantes de la lectura. Sin embargo, el campo es lo suficientemente complejo para abarcar muchas más disciplinas de las que acabo de enumerar.

La primera pregunta es interesante: ¿Cómo reconocemos los fonemas? De hecho, un niño para escribir lo primero que debe hacer es reconocer que le hemos dicho una serie de sonidos. ¿Cómo se hace?

Si ha empezado a buscar una respuesta, siento fastidiársela y ser bastante negativo al respecto: No reconocemos los fonemas, de modo que no siga pensando. De hecho, nunca nadie ha escuchado un fonema, es imposible porque los fonemas no existen en el mundo real. Los fonemas son representaciones abstractas de los sonidos del habla o fonos[2], sólo existen como categorías teóricas. Usted nunca ha oído un fonema, ha oído sonidos que se corresponden, todos ellos, con una determinada “letra”, eso es a lo que llamamos fonema.

Por ejemplo, atendamos al fonema /n/,  en la palabra “Antón” se pronuncia con la lengua en la base de los dientes, en “nada” se pronuncia con la lengua en los alveolos superiores,  en “lanza” se pronuncia con la lengua entre los dientes, cuando pronunciamos “Pancho” la apoyamos en el paladar, y así podríamos poner diversos ejemplos; en ninguno de ellos la /n/ muestra las mismas características acústicas ni su sonido es igual, sin embargo los oyentes no nos damos cuenta y la escribimos como “n” en todos los casos de los alófonos[3] que acabamos de enumerar, es decir existe una constancia perceptiva, aunque los sonidos varían, nuestro sistema perceptivo es capaz de encontrar algo invariable en los sonidos que conforman el lenguaje, aunque en ellos para la física acústica exista ausencia de invarianza.

De modo que  no se oyen los fonemas porque no existen desde el punto de vista acústico. Entonces ¿por qué percibimos los fonemas? Porque en eso estamos de acuerdo: percibimos los fonemas. ¿Cómo es posible que oigamos algo que no tiene existencia acústica?

La respuesta parece sencilla de explicar: La percepción del habla es categórica. Imagínense que tenemos una serie de cajas donde guardamos fonemas, y que estos tienen “formas” que encajan en ellas, como si se tratara de un puzle. En la caja del fonema /n/ guardaremos todos los sonidos que sean parecidos, aunque sean agudos, graves, flojos, fuertes, se oigan roncos, con voz de hombre, mujer, los diferentes alófonos, etc. si intentásemos guardar una /m/ en la caja de las /n/ no será posible, ya que no encajaría; es decir, nuestro sistema de clasificación categorial asignará ese sonido [m] a la categoría /m/ y no a la /n/; Liberman, Harris, Eimas, Liskery Bastian (1961) encontraron que la discriminación de las diferencias es mayor entre los límites de los fonemas que en el centro de las categorías para facilitar el proceso de “ordenar rápidamente en las cajas”.

Esta categorización de los sonidos del lenguaje se ha terminado de realizar antes de cumplir el año (Peña-Garay, 2005). Un bebé chino de  4 meses percibe como diferentes una /l/ de una /r/ al igual que un bebé español, sin embargo 8 meses después sólo el hispano mantendrá está diferencia categórica, gracias a que su medio lingüístico la posee y él la necesita para entender el lenguaje.
Khul y Miller (1975) demostraron que este tipo de categorización no es exclusivo de la especie humana y que mamíferos como las chinchillas también poseen una percepción categorial de los estímulos fonémicos. 

Ahora estamos en condiciones de responder a la tercera pregunta: ¿Se procesan igual todas las entradas de información auditiva, fonemas y sonidos? La respuesta es: depende. Depende de si los estímulos auditivos no lingüísticos están categorizados o no.  La música, por ejemplo, está categorizada y  es percibida de forma categorial (Pisoni, 1978).

Pero, además, lo que nos parece oír no sólo es producto del sonido, sino que es una mezcla de éste con otras modalidades de información sensorial; es decir, la percepción del habla no sólo depende de la información acústica. Para que se hagan una idea más concreta del asunto vean este video, es una ilustración del efecto McGurk; se darán cuenta de que perciben algo más que los estímulos auditivos que les llegan.

En el espectrograma[4] que se encuentra debajo de estas líneas se representan en el eje de ordenadas los hercios (o ciclos por segundo) y en el de abscisas el tiempo en milisegundos.  Este gráfico muestra la frase “Papá come patatas” con una duración total de 1,5 segundos. La frase está formada por 15 fonemas, con lo que la emisión de fonemas viene a estar dentro de la frecuencia habitual en español (aproximadamente 10 por segundo), pero es interesante observar que la duración de los fonemas no es igual, si nos fijamos en la /t/ marcada en amarillo vemos que su duración está en torno a 37 ms; mientras que la /s/ marcada en azul se prolonga durante 170 ms.



El espectrograma también nos permite observar que el sonido del habla es continuo, no existe división entre palabras ni entre los diferentes fonemas; las únicas divisiones visibles son las marcadas por las sílabas.  Este es una de los mayores problemas en el aprendizaje de la lectura. En la lectura y en la escritura el niño deberá enfrentarse  a ello y dominar  segmentaciones entre fonemas y  palabras, algo que no existe en los estímulos que maneja. Además, deberá realizarlo con estímulos que pueden llegar a tener duraciones  menores a 40 milisegundos.

Debemos de ser conscientes como adultos alfabetizados de que la división que realizamos en letras o fonemas de cualquier texto oral depende de nuestro condicionamiento por la lectura. Esa división “tan clara” que existe entre “p”-“a”-“p”-“á” (que no nos cuesta visualizar como letras cuando oímos la palabra) es aprendida gracias a la lectura, del mismo modo que las secuenciaciones “ap”-“ep”-“ip”-“op”-“up”, con lo que queda respondida la pregunta de la entrada anterior.


Referencias




Pisoni, D.B. (1978). Speech perception, en Estes, W. K. (Ed. ), Handbook of Learning and Cognitive Processes, 6, 167-233, Hillsdale, N.J., Erlbaum.



[1] Las teorías científicas no son la realidad, y no se corresponden con ella en todos los casos posibles, aunque las mejores lo hacen en casi todos los imaginables en un momento dado. De acuerdo con el principio de falsación, se avanza descartando leyes que contradicen la experiencia; sin embargo nunca estamos en posesión del conocimiento de la realidad, sólo de modelos que funcionan en determinadas circunstancias.
[2] Un fono es cualquiera de las posibles realizaciones acústicas de un fonema.
[3] Alófono es cada una de las variantes que se dan en la pronunciación de un mismo fonema, según la posición de este en la palabra o sílaba, según el carácter de los fonemas vecinos, etc.; p. ej., la b oclusiva de tumbo y la fricativa de tubo son alófonos del fonema /b/. R.A.E Diccionario de la lengua española 22.ª edición

¿Cómo citar esta entrada?
Marín-Palomar, A.M., (2015).Conciencia fonológica y percepción del habla. En Blog La lectura y su aprendizaje. Blogger. Palma de Mallorca  (Acceso: dia/mes/año, puede consultarse en http://lalecturaysuaprendizaje.blogspot.com.es/)