Desarrollo de la Escritura Infantil:
Fases, Hitos y Cómo
Potenciarla (Guía Completa)
En esta entrada del blog describiremos el proceso de adquisición de la escritura en la infancia es un fenómeno complejo y multifacético que se desarrolla a través de fases y subfases caracterizadas por hitos perceptivo-motores y cognitivos específicos. Aunque estas etapas se asocian con rangos de edad aproximados, están influenciadas por la variabilidad individual, el entorno y la estimulación recibida.
I. Fase Preescritura (24-36 meses)
Esta fase se caracteriza por la exploración espontánea y
lúdica de la escritura, sin un propósito comunicativo claro.
A. Hitos Perceptivos
- Diferenciación
entre garabatos y símbolos intencionales: Los niños distinguen entre
trazos aleatorios y aquellos con intención gráfica, aunque no sean
convencionales.
- Reconocimiento
de formas básicas: Identifican configuraciones geométricas simples,
como líneas rectas y círculos, y patrones visuales básicos.
- Distinción
entre dibujar y escribir: Comprenden la diferencia funcional entre
dibujar y escribir, aunque sus producciones no imiten letras específicas
(Ferreiro & Teberosky, 1979).
B. Hitos Motores
- Desarrollo
de habilidades grafomotoras iniciales: Emergen movimientos básicos
para manipular útiles de escritura.
- Agarre
palmar o prono-supinador: Sujetan el instrumento con la palma,
utilizando principalmente músculos del brazo y hombro.
- Garabatos
controlados: Realizan trazos con mayor intención y control, aunque sin
precisión ni formas definidas.
II. Fase de Escritura Preconvencional (36-48 meses)
En esta etapa, los niños comienzan a asociar formas gráficas
con significados, mostrando un creciente interés por las letras y su función
comunicativa. Esta fase marca una transición hacia la comprensión de la
escritura como un sistema simbólico, aunque los niños aún no integran
completamente la relación letra-sonido. Las actividades lúdicas y la exposición
al entorno alfabético (p. ej., libros, carteles) desempeñan un papel crucial en
el desarrollo de estas habilidades (Sulzby, 1985).
A. Hitos Perceptivos
- Reconocimiento
de letras familiares: Los niños identifican letras por su forma,
especialmente aquellas con relevancia personal, como la inicial de su
nombre o letras presentes en su entorno (p. ej., en letreros o juguetes).
Este reconocimiento suele estar mediado por la familiaridad visual más que
por la comprensión fonémica (Ferreiro & Teberosky, 1979).
- Comprensión
del propósito comunicativo de las letras: Los niños desarrollan la
noción de que las letras tienen una función distinta a los dibujos,
asociándolas con la comunicación escrita. Por ejemplo, pueden intentar
"escribir" listas o mensajes, aunque los resultados sean no
convencionales (Ferreiro & Teberosky, 1979; Sulzby, 1985).
- Copia
de formas simples: Reproducen configuraciones gráficas básicas, como
círculos, líneas verticales u horizontales, a partir de modelos visuales.
Esta habilidad refleja un progreso en la percepción visual y la memoria de
formas (Beery & Beery, 2010).
- Diferenciación
entre letras y otros símbolos: Los niños comienzan a distinguir letras
de números y otros signos gráficos, mostrando una sensibilidad creciente a
las características visuales del alfabeto (Puranik & Lonigan, 2011).
B. Hitos Motores
- Mejora
de la coordinación viso-motriz: Aumenta la capacidad de coordinar la
percepción visual con movimientos manuales, lo que permite a los niños
alinear sus trazos con modelos visuales. Esta habilidad es fundamental
para la escritura y se desarrolla mediante actividades como trazar o dibujar
(Case-Smith & O’Brien, 2015).
- Transición
a agarres refinados: Los niños progresan hacia el agarre de trípode
dinámico o estático, lo que mejora el control de los dedos y reduce la
dependencia de movimientos del brazo. Este cambio es crucial para el
trazado preciso de formas y letras (Case-Smith & O’Brien, 2015; Beery
& Beery, 2010).
- Trazado
controlado de líneas y curvas: Los trazos son más definidos, con una
mayor consistencia en la dirección y forma, aunque persisten
irregularidades en el tamaño y la presión. Los niños pueden seguir caminos
gráficos simples (p. ej., líneas punteadas) con apoyo visual (Amundson,
1995).
- Imitación
de letras simples: Reproducen letras de formas sencillas (p. ej., “o”,
“l”, “c”) con apoyo visual, como plantillas o modelos. Esta habilidad
refleja la integración de la percepción visual y el control motor fino,
permitiendo la reproducción de formas alfabéticas básicas (Puranik &
Lonigan, 2011).
III. Fase de Escritura Convencional Temprana (48-60
meses)
Esta fase marca el inicio de la producción de letras
reconocibles y la comprensión de su relación con sonidos, sentando las bases
para la alfabetización. Los niños desarrollan una mayor conciencia fonológica y
habilidades grafomotoras más precisas, lo que les permite producir escritura
con propósito comunicativo. La interacción con materiales escritos (p. ej.,
libros, carteles) y la instrucción estructurada, como la enseñanza de la
direccionalidad y el trazado, son fundamentales para consolidar estas habilidades
(Treiman & Kessler, 2014). Esta etapa es crítica para la transición hacia
la escritura funcional, ya que los niños integran habilidades perceptivas,
motoras y cognitivas en contextos significativos.
A. Hitos Perceptivos
- Reconocimiento
de la mayoría de las letras del alfabeto: Los niños identifican con
precisión tanto letras mayúsculas como minúsculas, reconociendo su forma
en diversos contextos (p. ej., en textos impresos o escritos a mano). Esta
habilidad refleja un avance en la memoria visual y la discriminación de
formas (Clay, 2013).
- Clasificación
de letras por características visuales y fonemas: Categorizan letras
según atributos gráficos (p. ej., curvas en “o” vs. rectas en “l”) y
establecen asociaciones con sonidos específicos, evidenciando el
desarrollo de la conciencia fonológica (Clay, 2013; Treiman & Kessler,
2014). Por ejemplo, pueden agrupar letras como “b” y “d” por sus formas
curvas o diferenciarlas por sus sonidos.
- Copia
de palabras cortas: Reproducen secuencias de letras que forman
palabras breves (p. ej., “sol”, “casa”) a partir de modelos visuales,
mostrando una comprensión incipiente de la estructura de las palabras (Clay,
2013).
- Asociación
letra-sonido en contextos significativos: Los niños comienzan a
escribir letras basándose en los sonidos que perciben en palabras
familiares, como su nombre o palabras comunes, lo que indica un progreso
en la codificación fonémica (Puranik & Lonigan, 2011).
- Reconocimiento
de patrones ortográficos simples: Empiezan a notar regularidades en la
escritura, como la repetición de letras en palabras cortas (p. ej.,
“mamá”), lo que fomenta la comprensión de las convenciones de la escritura
(Berninger et al., 1997).
B. Hitos Motores
- Mayor
precisión en el trazado: Los movimientos son más controlados y
fluidos, permitiendo a los niños respetar la forma y proporción de las
letras. Esta precisión se logra mediante la práctica repetida de trazos
específicos (Case-Smith & O’Brien, 2015).
- Respeto
de la direccionalidad convencional: Aplican consistentemente la
escritura de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, siguiendo las
convenciones culturales del sistema alfabético (Beery & Beery, 2010).
- Uso
consistente del agarre de trípode dinámico: Consolidan este agarre,
que permite un control más fino de los dedos y una mayor estabilidad al
escribir, reduciendo la fatiga durante actividades prolongadas (Case-Smith
& O’Brien, 2015).
- Progresión
hacia letras complejas: Avanzan desde letras simples con un solo trazo
(p. ej., “c”, “l”) hacia letras más elaboradas que requieren múltiples
trazos (p. ej., “b”, “k”, “r”). Este progreso refleja una mayor
coordinación motora y planificación de movimientos (Molfese et al., 2011).
- Control
de la presión y velocidad del trazado: Los niños ajustan la presión
sobre el lápiz y la velocidad de escritura, logrando trazos más uniformes
y legibles, aunque pueden requerir guías visuales para mantener la
consistencia (Amundson, 1995).
IV. Fase de Escritura Convencional Consolidada (60-72
meses)
En esta etapa, los niños alcanzan una escritura funcional y
autónoma, integrando habilidades perceptivas, motoras y cognitivas para
producir textos con propósito comunicativo. Esta fase representa un hito
significativo en la alfabetización temprana, ya que los niños comienzan a
escribir palabras y frases cortas de manera independiente, aplicando
conocimientos fonológicos y ortográficos en contextos significativos (Graham et
al., 2001). La instrucción estructurada y las oportunidades para practicar la
escritura en entornos ricos en lenguaje (p. ej., escribir notas, listas o
historias breves) son cruciales para consolidar estas habilidades (Cabell et
al., 2013). La fase se divide en dos subetapas: escritura inicial autónoma
y escritura funcional emergente, que reflejan la progresión hacia una
mayor fluidez y complejidad.
A. Hitos Perceptivos
Subetapa 1: Escritura Inicial Autónoma (60-66 meses)
- Escritura
espontánea de letras y palabras simples: Los niños producen grafemas y
palabras cortas basándose en la relación letra-sonido (p. ej., “casa”,
“sol”, “luna”), mostrando un dominio inicial de la codificación fonémica (Clay,
2013; Puranik & Lonigan, 2011).
- Consolidación
de la direccionalidad: Interiorizan la orientación convencional de la
escritura (de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo), aplicándola
consistentemente en líneas y secuencias sin necesidad de recordatorios
frecuentes (Jones & Christensen, 1999).
- Reconocimiento
de errores ortográficos básicos: Identifican discrepancias en la
escritura de palabras familiares (p. ej., omitir una letra en “gato”) al
compararlas con modelos internos o externos, aunque la corrección puede
requerir apoyo (Clay, 2013).
Subetapa 2: Escritura Funcional Emergente (66-72 meses)
- Capacidad
de autocorrección avanzada: Los niños no solo identifican errores en
la forma de las letras, sino que también corrigen errores fonológicos y
ortográficos (p. ej., cambiar “kaza” por “casa”) con mayor autonomía,
reflejando un conocimiento más profundo de las convenciones de escritura (Clay,
2013; Cabell et al., 2013).
- Uso
de palabras en contextos comunicativos: Comienzan a escribir frases
cortas (p. ej., “Mi perro es grande”) para expresar ideas, mostrando una
comprensión de la escritura como herramienta de comunicación (Graham et
al., 2001).
- Reconocimiento
de patrones ortográficos complejos: Identifican y aplican
regularidades ortográficas, como el uso de vocales dobles (p. ej., “sol”
vs. “soll”) o letras finales (p. ej., “n” en “pan”), lo que indica un
avance en la memoria ortográfica (Treiman & Kessler, 2014).
B. Hitos Motores
Subetapa 1: Escritura Inicial Autónoma (60-66 meses)
- Fluidez
en el trazado de letras complejas: Ejecutan letras con múltiples
trazos (p. ej., “g”, “z”, “f”) de manera coordinada, mostrando una
integración efectiva de movimientos motores finos (Case-Smith &
O’Brien, 2015; Molfese et al., 2011).
- Control
del tamaño y espaciado: Regulan las dimensiones de las letras y la
distancia entre ellas en una línea, logrando una escritura más legible y
proporcionada, aunque pueden necesitar guías ocasionales (Beery &
Beery, 2010).
- Estabilidad
en el agarre de trípode dinámico: Consolidan un agarre de trípode
dinámico que permite movimientos precisos y reduce la fatiga durante la
escritura prolongada (Case-Smith & O’Brien, 2015).
Subetapa 2: Escritura Funcional Emergente (66-72 meses)
- Escritura
autónoma sin guías visuales: Escriben palabras y frases cortas sin
depender de modelos visuales, demostrando una mayor independencia
grafomotora, aunque pueden beneficiarse de retroalimentación ocasional
(Dennis & Votteler, 2013).
- Ajuste
dinámico de la presión y velocidad: Modulan la presión sobre el lápiz
y la velocidad de escritura para producir trazos uniformes y adaptarse a
diferentes contextos (p. ej., escribir rápido en una lista o lento para
mayor precisión en un dibujo) (Amundson, 1995).
- Escritura
de secuencias más largas: Producen cadenas de letras y palabras con
mayor fluidez, manteniendo la legibilidad en textos cortos, lo que refleja
un control motor avanzado y una planificación grafomotora efectiva
(Berninger et al., 1997).
Consideraciones Finales
La progresión a través de estas fases no es estrictamente
lineal, y las edades son aproximadas, reflejando un rango típico de desarrollo.
Factores como la estimulación del entorno, el desarrollo de las habilidades
motoras finas y la exposición al lenguaje escrito juegan un papel crucial en la
velocidad y la calidad de la adquisición. La implementación de estrategias
didácticas multisensoriales y el uso de herramientas que apoyen la codificación
cromática de los trazos (como en la tipografía LEK, que ayuda a diferenciar
y memorizar la direccionalidad), pueden potenciar significativamente el
aprendizaje en cada una de estas etapas (Amundson, 1995; Beery & Beery,
2010).
Referencias
Beery, K. E., Beery, N. A., & Buktenica, N. A. (2010). The Beery-Buktenica Developmental Test of Visual-Motor Integration: Administration, Scoring, and Teaching Manual (6th ed.). Pearson.
Berninger, V. W., Vaughan, K., Abbott, R. D., Begay, K., Coleman, K. B., Curtin, G., Hawkins, J. M., & Graham, S. (1997). Treatment of handwriting problems in beginning writers: Transfer from handwriting to composition. Journal of Educational Psychology, 89(4), 652–666. https://doi.org/10.1037/0022-0663.89.4.652
Cabell, S. Q., Tortorelli, L. S., & Gerde, H. K. (2013). How do I write…? Scaffolding preschoolers’ early writing skills. The Reading Teacher, 66(8), 650–659. https://doi.org/10.1002/trtr.1173
Case-Smith, J., & O’Brien, J. C. (Eds.). (2015). Occupational therapy for children and adolescents (7th ed.). St. Louis, MO: Elsevier.
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Dennis, L. R., & Votteler, N. K. (2013). Preschool teachers and children’s emergent writing: Supporting diverse learners. Early Childhood Education Journal, 41(6), 439–446. https://doi.org/10.1007/s10643-012-0563-4
Ferreiro, E., & Teberosky, A. (1979). Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. Siglo XXI.
Jones, D., & Christensen, C. A. (1999). Relationship between automaticity in handwriting and students’ ability to generate written text. Journal of Educational Psychology, 91(1), 44–49. https://doi.org/10.1037/0022-0663.91.1.44
Molfese, V. J., Beswick, J. L., Jacobi-Vessels, J. L., Armstrong, N. E., Culver, B. L., White, J. M., Ferguson, M. C., Rudasill, K. M., & Molfese, D. L. (2011). Evidence of early literacy skills in preschool children: Relationships with cognitive and language measures. Early Education and Development, 22(5), 773–792. https://doi.org/10.1080/10409289.2011.611028
Puranik, C. S., & Lonigan, C. J. (2011). From scribbles to scrabble: Preschool children’s developing knowledge of written language. Reading and Writing, 24(5), 567–589. https://doi.org/10.1007/s11145-009-9220-8
Sulzby, E. (1985). Children’s emergent reading of favorite storybooks: A developmental study. Reading Research Quarterly, 20(4), 458–481. http://www.jstor.org/stable/747854
Treiman, R., & Kessler, B. (2014). How children learn to write words. Oxford University Press.
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