lunes, 30 de junio de 2025

 

Desarrollo de la Escritura Infantil: 
Fases, Hitos y Cómo Potenciarla (Guía Completa)

En esta entrada del blog describiremos el proceso de adquisición de la escritura en la infancia es un fenómeno complejo y multifacético que se desarrolla a través de fases y subfases caracterizadas por hitos perceptivo-motores y cognitivos específicos. Aunque estas etapas se asocian con rangos de edad aproximados, están influenciadas por la variabilidad individual, el entorno y la estimulación recibida.

I. Fase Preescritura (24-36 meses)

Esta fase se caracteriza por la exploración espontánea y lúdica de la escritura, sin un propósito comunicativo claro.

A. Hitos Perceptivos

  • Diferenciación entre garabatos y símbolos intencionales: Los niños distinguen entre trazos aleatorios y aquellos con intención gráfica, aunque no sean convencionales.
  • Reconocimiento de formas básicas: Identifican configuraciones geométricas simples, como líneas rectas y círculos, y patrones visuales básicos.
  • Distinción entre dibujar y escribir: Comprenden la diferencia funcional entre dibujar y escribir, aunque sus producciones no imiten letras específicas (Ferreiro & Teberosky, 1979).

B. Hitos Motores

  • Desarrollo de habilidades grafomotoras iniciales: Emergen movimientos básicos para manipular útiles de escritura.
  • Agarre palmar o prono-supinador: Sujetan el instrumento con la palma, utilizando principalmente músculos del brazo y hombro.
  • Garabatos controlados: Realizan trazos con mayor intención y control, aunque sin precisión ni formas definidas.

II. Fase de Escritura Preconvencional (36-48 meses)

En esta etapa, los niños comienzan a asociar formas gráficas con significados, mostrando un creciente interés por las letras y su función comunicativa. Esta fase marca una transición hacia la comprensión de la escritura como un sistema simbólico, aunque los niños aún no integran completamente la relación letra-sonido. Las actividades lúdicas y la exposición al entorno alfabético (p. ej., libros, carteles) desempeñan un papel crucial en el desarrollo de estas habilidades (Sulzby, 1985).

A. Hitos Perceptivos

  • Reconocimiento de letras familiares: Los niños identifican letras por su forma, especialmente aquellas con relevancia personal, como la inicial de su nombre o letras presentes en su entorno (p. ej., en letreros o juguetes). Este reconocimiento suele estar mediado por la familiaridad visual más que por la comprensión fonémica (Ferreiro & Teberosky, 1979).
  • Comprensión del propósito comunicativo de las letras: Los niños desarrollan la noción de que las letras tienen una función distinta a los dibujos, asociándolas con la comunicación escrita. Por ejemplo, pueden intentar "escribir" listas o mensajes, aunque los resultados sean no convencionales (Ferreiro & Teberosky, 1979; Sulzby, 1985).
  • Copia de formas simples: Reproducen configuraciones gráficas básicas, como círculos, líneas verticales u horizontales, a partir de modelos visuales. Esta habilidad refleja un progreso en la percepción visual y la memoria de formas (Beery & Beery, 2010).
  • Diferenciación entre letras y otros símbolos: Los niños comienzan a distinguir letras de números y otros signos gráficos, mostrando una sensibilidad creciente a las características visuales del alfabeto (Puranik & Lonigan, 2011).

B. Hitos Motores

  • Mejora de la coordinación viso-motriz: Aumenta la capacidad de coordinar la percepción visual con movimientos manuales, lo que permite a los niños alinear sus trazos con modelos visuales. Esta habilidad es fundamental para la escritura y se desarrolla mediante actividades como trazar o dibujar (Case-Smith & O’Brien, 2015).
  • Transición a agarres refinados: Los niños progresan hacia el agarre de trípode dinámico o estático, lo que mejora el control de los dedos y reduce la dependencia de movimientos del brazo. Este cambio es crucial para el trazado preciso de formas y letras (Case-Smith & O’Brien, 2015; Beery & Beery, 2010).
  • Trazado controlado de líneas y curvas: Los trazos son más definidos, con una mayor consistencia en la dirección y forma, aunque persisten irregularidades en el tamaño y la presión. Los niños pueden seguir caminos gráficos simples (p. ej., líneas punteadas) con apoyo visual (Amundson, 1995).
  • Imitación de letras simples: Reproducen letras de formas sencillas (p. ej., “o”, “l”, “c”) con apoyo visual, como plantillas o modelos. Esta habilidad refleja la integración de la percepción visual y el control motor fino, permitiendo la reproducción de formas alfabéticas básicas (Puranik & Lonigan, 2011).

III. Fase de Escritura Convencional Temprana (48-60 meses)

Esta fase marca el inicio de la producción de letras reconocibles y la comprensión de su relación con sonidos, sentando las bases para la alfabetización. Los niños desarrollan una mayor conciencia fonológica y habilidades grafomotoras más precisas, lo que les permite producir escritura con propósito comunicativo. La interacción con materiales escritos (p. ej., libros, carteles) y la instrucción estructurada, como la enseñanza de la direccionalidad y el trazado, son fundamentales para consolidar estas habilidades (Treiman & Kessler, 2014). Esta etapa es crítica para la transición hacia la escritura funcional, ya que los niños integran habilidades perceptivas, motoras y cognitivas en contextos significativos.

A. Hitos Perceptivos

  • Reconocimiento de la mayoría de las letras del alfabeto: Los niños identifican con precisión tanto letras mayúsculas como minúsculas, reconociendo su forma en diversos contextos (p. ej., en textos impresos o escritos a mano). Esta habilidad refleja un avance en la memoria visual y la discriminación de formas (Clay, 2013).
  • Clasificación de letras por características visuales y fonemas: Categorizan letras según atributos gráficos (p. ej., curvas en “o” vs. rectas en “l”) y establecen asociaciones con sonidos específicos, evidenciando el desarrollo de la conciencia fonológica (Clay, 2013; Treiman & Kessler, 2014). Por ejemplo, pueden agrupar letras como “b” y “d” por sus formas curvas o diferenciarlas por sus sonidos.
  • Copia de palabras cortas: Reproducen secuencias de letras que forman palabras breves (p. ej., “sol”, “casa”) a partir de modelos visuales, mostrando una comprensión incipiente de la estructura de las palabras (Clay, 2013).
  • Asociación letra-sonido en contextos significativos: Los niños comienzan a escribir letras basándose en los sonidos que perciben en palabras familiares, como su nombre o palabras comunes, lo que indica un progreso en la codificación fonémica (Puranik & Lonigan, 2011).
  • Reconocimiento de patrones ortográficos simples: Empiezan a notar regularidades en la escritura, como la repetición de letras en palabras cortas (p. ej., “mamá”), lo que fomenta la comprensión de las convenciones de la escritura (Berninger et al., 1997).

B. Hitos Motores

  • Mayor precisión en el trazado: Los movimientos son más controlados y fluidos, permitiendo a los niños respetar la forma y proporción de las letras. Esta precisión se logra mediante la práctica repetida de trazos específicos (Case-Smith & O’Brien, 2015).
  • Respeto de la direccionalidad convencional: Aplican consistentemente la escritura de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, siguiendo las convenciones culturales del sistema alfabético (Beery & Beery, 2010).
  • Uso consistente del agarre de trípode dinámico: Consolidan este agarre, que permite un control más fino de los dedos y una mayor estabilidad al escribir, reduciendo la fatiga durante actividades prolongadas (Case-Smith & O’Brien, 2015).
  • Progresión hacia letras complejas: Avanzan desde letras simples con un solo trazo (p. ej., “c”, “l”) hacia letras más elaboradas que requieren múltiples trazos (p. ej., “b”, “k”, “r”). Este progreso refleja una mayor coordinación motora y planificación de movimientos (Molfese et al., 2011).
  • Control de la presión y velocidad del trazado: Los niños ajustan la presión sobre el lápiz y la velocidad de escritura, logrando trazos más uniformes y legibles, aunque pueden requerir guías visuales para mantener la consistencia (Amundson, 1995).

IV. Fase de Escritura Convencional Consolidada (60-72 meses)

En esta etapa, los niños alcanzan una escritura funcional y autónoma, integrando habilidades perceptivas, motoras y cognitivas para producir textos con propósito comunicativo. Esta fase representa un hito significativo en la alfabetización temprana, ya que los niños comienzan a escribir palabras y frases cortas de manera independiente, aplicando conocimientos fonológicos y ortográficos en contextos significativos (Graham et al., 2001). La instrucción estructurada y las oportunidades para practicar la escritura en entornos ricos en lenguaje (p. ej., escribir notas, listas o historias breves) son cruciales para consolidar estas habilidades (Cabell et al., 2013). La fase se divide en dos subetapas: escritura inicial autónoma y escritura funcional emergente, que reflejan la progresión hacia una mayor fluidez y complejidad.

A. Hitos Perceptivos

Subetapa 1: Escritura Inicial Autónoma (60-66 meses)

  • Escritura espontánea de letras y palabras simples: Los niños producen grafemas y palabras cortas basándose en la relación letra-sonido (p. ej., “casa”, “sol”, “luna”), mostrando un dominio inicial de la codificación fonémica (Clay, 2013; Puranik & Lonigan, 2011).
  • Consolidación de la direccionalidad: Interiorizan la orientación convencional de la escritura (de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo), aplicándola consistentemente en líneas y secuencias sin necesidad de recordatorios frecuentes (Jones & Christensen, 1999).
  • Reconocimiento de errores ortográficos básicos: Identifican discrepancias en la escritura de palabras familiares (p. ej., omitir una letra en “gato”) al compararlas con modelos internos o externos, aunque la corrección puede requerir apoyo (Clay, 2013).

Subetapa 2: Escritura Funcional Emergente (66-72 meses)

  • Capacidad de autocorrección avanzada: Los niños no solo identifican errores en la forma de las letras, sino que también corrigen errores fonológicos y ortográficos (p. ej., cambiar “kaza” por “casa”) con mayor autonomía, reflejando un conocimiento más profundo de las convenciones de escritura (Clay, 2013; Cabell et al., 2013).
  • Uso de palabras en contextos comunicativos: Comienzan a escribir frases cortas (p. ej., “Mi perro es grande”) para expresar ideas, mostrando una comprensión de la escritura como herramienta de comunicación (Graham et al., 2001).
  • Reconocimiento de patrones ortográficos complejos: Identifican y aplican regularidades ortográficas, como el uso de vocales dobles (p. ej., “sol” vs. “soll”) o letras finales (p. ej., “n” en “pan”), lo que indica un avance en la memoria ortográfica (Treiman & Kessler, 2014).

B. Hitos Motores

Subetapa 1: Escritura Inicial Autónoma (60-66 meses)

  • Fluidez en el trazado de letras complejas: Ejecutan letras con múltiples trazos (p. ej., “g”, “z”, “f”) de manera coordinada, mostrando una integración efectiva de movimientos motores finos (Case-Smith & O’Brien, 2015; Molfese et al., 2011).
  • Control del tamaño y espaciado: Regulan las dimensiones de las letras y la distancia entre ellas en una línea, logrando una escritura más legible y proporcionada, aunque pueden necesitar guías ocasionales (Beery & Beery, 2010).
  • Estabilidad en el agarre de trípode dinámico: Consolidan un agarre de trípode dinámico que permite movimientos precisos y reduce la fatiga durante la escritura prolongada (Case-Smith & O’Brien, 2015).

Subetapa 2: Escritura Funcional Emergente (66-72 meses)

  • Escritura autónoma sin guías visuales: Escriben palabras y frases cortas sin depender de modelos visuales, demostrando una mayor independencia grafomotora, aunque pueden beneficiarse de retroalimentación ocasional (Dennis & Votteler, 2013).
  • Ajuste dinámico de la presión y velocidad: Modulan la presión sobre el lápiz y la velocidad de escritura para producir trazos uniformes y adaptarse a diferentes contextos (p. ej., escribir rápido en una lista o lento para mayor precisión en un dibujo) (Amundson, 1995).
  • Escritura de secuencias más largas: Producen cadenas de letras y palabras con mayor fluidez, manteniendo la legibilidad en textos cortos, lo que refleja un control motor avanzado y una planificación grafomotora efectiva (Berninger et al., 1997).

Consideraciones Finales

La progresión a través de estas fases no es estrictamente lineal, y las edades son aproximadas, reflejando un rango típico de desarrollo. Factores como la estimulación del entorno, el desarrollo de las habilidades motoras finas y la exposición al lenguaje escrito juegan un papel crucial en la velocidad y la calidad de la adquisición. La implementación de estrategias didácticas multisensoriales y el uso de herramientas que apoyen la codificación cromática de los trazos (como en la tipografía LEK, que ayuda a diferenciar y memorizar la direccionalidad), pueden potenciar significativamente el aprendizaje en cada una de estas etapas (Amundson, 1995; Beery & Beery, 2010).

 

 

Referencias

Amundson, S. J. (1995). Handwriting: Evaluation and intervention in school settings. In J. Case-Smith (Ed.), Occupational therapy for children (pp. 343–370). Mosby.

Beery, K. E., Beery, N. A., & Buktenica, N. A. (2010). The Beery-Buktenica Developmental Test of Visual-Motor Integration: Administration, Scoring, and Teaching Manual (6th ed.). Pearson.

Berninger, V. W., Vaughan, K., Abbott, R. D., Begay, K., Coleman, K. B., Curtin, G., Hawkins, J. M., & Graham, S. (1997). Treatment of handwriting problems in beginning writers: Transfer from handwriting to composition. Journal of Educational Psychology, 89(4), 652–666. https://doi.org/10.1037/0022-0663.89.4.652

Cabell, S. Q., Tortorelli, L. S., & Gerde, H. K. (2013). How do I write…? Scaffolding preschoolers’ early writing skills. The Reading Teacher, 66(8), 650–659. https://doi.org/10.1002/trtr.1173
Case-Smith, J., & O’Brien, J. C. (Eds.). (2015). Occupational therapy for children and adolescents (7th ed.). St. Louis, MO: Elsevier.

Clay, M. M. (2013). An observation survey of early literacy achievement (4th ed.). Heinemann.
Dennis, L. R., & Votteler, N. K. (2013). Preschool teachers and children’s emergent writing: Supporting diverse learners. Early Childhood Education Journal, 41(6), 439–446. https://doi.org/10.1007/s10643-012-0563-4

Ferreiro, E., & Teberosky, A. (1979). Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. Siglo XXI.
Graham, S., Harris, K. R., & Fink-Chorzempa, B. (2000). Is handwriting causally related to learning to write? Treatment of handwriting problems in beginning writers. Journal of Educational Psychology, 92(4), 620–633. https://doi.org/10.1037/0022-0663.92.4.620

Jones, D., & Christensen, C. A. (1999). Relationship between automaticity in handwriting and students’ ability to generate written text. Journal of Educational Psychology, 91(1), 44–49. https://doi.org/10.1037/0022-0663.91.1.44

Molfese, V. J., Beswick, J. L., Jacobi-Vessels, J. L., Armstrong, N. E., Culver, B. L., White, J. M., Ferguson, M. C., Rudasill, K. M., & Molfese, D. L. (2011). Evidence of early literacy skills in preschool children: Relationships with cognitive and language measures. Early Education and Development, 22(5), 773–792. https://doi.org/10.1080/10409289.2011.611028

Puranik, C. S., & Lonigan, C. J. (2011). From scribbles to scrabble: Preschool children’s developing knowledge of written language. Reading and Writing, 24(5), 567–589. https://doi.org/10.1007/s11145-009-9220-8

Sulzby, E. (1985). Children’s emergent reading of favorite storybooks: A developmental study. Reading Research Quarterly, 20(4), 458–481. http://www.jstor.org/stable/747854
Treiman, R., & Kessler, B. (2014). How children learn to write words. Oxford University Press.

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